Pasó de pronto. Como ocurren las jugadas de los
anticuerpos que viven en nuestro interior, agazapados, esperando encontrarnos
distraídos. Pero no estaba distraída.
A las primeras señales recurrí a los galenos, a
riesgo de parecer exagerada.
Y casi. La clínica es soberana dijo el
neurólogo, ante la duda que planteaban las imágenes. Ahí estaban los síntomas
del insidioso avance de Devic, mi ineludible compañero de ruta desde hace más
de 5 años. Como para que no me olvide de que convivimos.
Sí, convivimos. aunque no me sienta enferma.
Aunque me sienta sana. Sé que no me he librado de él. Una vez más, tengo que
explicar que estar sana no es estar curada. Uno es un estado espiritual,
mental. El otro, un estado físico.
Así que aquí estoy de nuevo, caminando un poco
torcida, pero caminando. Y con un poco más de vida.
Agradecida de esta nueva perspectiva que él mismo,
lo que yo llamo Devic me dio.
Devic es un Síndrome, el conjunto de signos y síntomas que Eugene Devic describe para lo que se conoce como Neuro Mielitis Óptica.
Todo lo que no te mata, te fortalece, dicen.
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